Universidad José María Vargas: Un Legado de Pasión y Visión
En los fructíferos paisajes de Venezuela, hay historias que son dignas de ser contadas, y la fundación de la Universidad José María Vargas es una de ellas. Esta narración es el resultado de la visión de dos individuos con un fervor incomparable por la educación y el progreso: Lourdes Díaz Gorrín y Enrique Parra Bozo.
Durante los años de agitación y cambio en el país, Lourdes y Enrique soñaban con una institución que ofreciera educación de calidad y formara profesionales que contribuyeran al desarrollo sostenible de Venezuela. Ambos, con su vasta experiencia y conocimientos, se dieron cuenta de la importancia de invertir en la mente y el potencial de los jóvenes. Inspirados por José María Vargas, un prominente médico, científico y educador del siglo XIX, decidieron nombrar la universidad en su honor, reconociendo su invaluable aporte al país.
Lourdes, con su carácter apasionado y su inquebrantable determinación, y Enrique, con su sabiduría y pragmatismo, combinaron sus fuerzas y recursos para establecer la universidad. Fueron tiempos de desafíos, pero su determinación y fe en el proyecto nunca flaquearon. A lo largo de los años, la Universidad José María Vargas se transformó en un baluarte del conocimiento y un refugio para todos aquellos que buscaban una educación superior de excelencia.
Con el paso del tiempo, y siguiendo con la tradición de excelencia y liderazgo, Alicia Parra hija de Lourdes Díaz Gorrín y Enrique Parra Bozo asumió la responsabilidad de dirigir la universidad. Bajo su dirección, la universidad continuó evolucionando y adaptándose a las necesidades cambiantes de la sociedad. Alicia, con su visión innovadora y su compromiso con la educación, ha guiado a la Universidad José María Vargas hacia nuevos horizontes, asegurando que su legado perdure y beneficie a las generaciones venideras.
Hoy, la Universidad José María Vargas es testimonio de lo que es posible cuando la pasión se combina con la visión. Es un homenaje viviente a dos individuos que creyeron en el poder de la educación y a todos aquellos que, a lo largo de los años, han contribuido a hacer de ella una institución de renombre.
Y así, en medio de la vastedad de Venezuela, entre montañas y llanos, se levanta la Universidad José María Vargas, un faro de conocimiento, esperanza y progreso. Una historia que nos recuerda que, con determinación y amor, podemos crear un futuro brillante para todos.